Transformaciones socioeconómicas.
En ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao el nivel económico de la población creció, gracias entre otros factores al exodo rural, la mecanizacion del campo, y una mejora en cuanto a las infraestructuras se refiere.
La población mas joven, buscó una nueva vida en la ciudad, donde otros sectores les ofrecian nuevas oportunidades laborales. El capital de las empresas, creció gracias a la entrada de capital efectuada por la banca.
El desarrollismo contribuyó al progreso económico, a la modernización productiva y aumentó en el nivel de vida de los españoles; pero favoreció la especulación del suelo en las grandes ciudades, la dependencia tecnológica del exterior y la aparición de problemas medioambientales.
Avenida Avancay, años 60
La situación política española entre 1960 y 1975.
-El Continuismo
Mientras crecía la oposición interior y exterior, Franco quiso dejar asegurada la perpetuación del régimen. Tan sólo se produjeron algunos cambios, introduciendo con algunas leyes tímidas reformas que no afectaban a la continuidad. Las más importantes fueron:
-La Ley de Prensa. No había libertad de expresión y numerosos diarios sufrieron la censura.
-La Ley Orgánica del Estado (diciembre de 1966): redefinió al Estado español como una democracia orgánica, por la que la soberanía y representación individual era sustituida por la de órganos (familia, sindicato y municipio).
-La Ley de Libertad Religiosa (1967), forzada por el Concilio Vaticano II.
La sucesión de Franco se planteó ya en esta etapa, por lo que en 1967 Franco nombra a Carrero Blanco vicepresidente del Gobierno, quien reconoció que la continuidad del régimen podía quedar asegurada con la instauración monárquica en la figura de Juan Carlos de Borbón.
La oposición al Franquismo (1960-1975)
Aunque el régimen insistía en mantener su posición ideológica, la sociedad aspiraba a un cambio en todos los sentidos: libertad política, educativa, laboral, prensa...
• La actitud de la iglesia
La primera gran demostración opositora fue una carta firma por 300 sacerdotes vascos, denunciando el totalitarismo franquista y la ausencia de libertades. Similares fueron las declaraciones del abad de Monserrat, criticando la falta de libertad.
Cataluña y País Vasco fueron las regiones en las que el clero no oficialista protagonizó mayores actos de protesta contra el régimen. A partir de 1969, incluso en el Vaticano, se observó una tendencia a favor de la libertad en España.
Miembros de la Juventud Obrera Católica durante una manifestación
• La oposición obrera
A lo largo del desarrollismo, los conflictos obreros fueron constantes por las condiciones de trabajo y la ausencia del derecho de reunión y asociación. Con la UGT en el exilio, Comisiones Obreras se convierte en la gran protagonista del sindicalismo clandestino. Llevó a cabo actuaciones que planteaban tanto la negociación sindical como la reivindicación activa en los conflictos obreros, pero fue declarada ilegal por el Tribunal Supremo y sus dirigentes fueron condenados y procesados.
En 1969, un alumno muere al caer desde el tercer piso de una comisaría y las manifestaciones de estudiantes se sucedieron en señal de protesta, adhiriéndose a ellas profesores y abogados en contra de los malos tratos policiales.
• La oposición política
En 1960, no existían en España partidos políticos como los entendemos hoy en día, pero el activismo en la clandestinidad era muy vivo. Así, mientras en el exterior se enzarzaban en disputas, en el interior algunas formaciones con talante progresista continuaron con sus actividades desgastando al régimen.
-La oposición democristiana propugnaba el pluralismo político y la apertura democrática como único medio para acabar con el descontento popular.
-La oposición socialista fue particularmente activa en Asturias, País Vasco, Madrid y Sevilla. A la muerte de sus dirigentes históricos, nuevas figuras del PSOE cobraron protagonismo a partir del XI Congreso celebrado en Toulouse.
-Los comunistas del PCE tuvieron vinculación muy directa con la lucha obrera a través de CCOO. Por eso ejercería una labor de oposición desde el ámbito sindical. Además de vivir la muerte y detención de numerosos dirigentes, sufrió divisiones internas derivadas de las diferentes posturas.
Ante esa oposición casi generalizada, el Gobierno respondía con la represión. Y a partir de los años 60, la suspensión de los supuestos derechos civiles reflejados en el Fuero de los Españoles era un hecho bastante frecuente. Para ello, el Gobierno decretaba el estado de excepción y podía reprimir sin obstáculos cualquier manifestación antifranquista. La legislación consideraba como contrario al orden público los paros colectivos, los cierres ilegales, las manifestaciones y reuniones públicas ilegales o cualquier acto de subversión y violencia, divulgación de noticias falsas...
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